Hábitos diarios que le van a ayudar al control de la hipertensión arterial.

 


Los beneficios del ejercicio estructurado en la reducción de la presión arterial (PA) están bien documentados en la literatura científica. Sin embargo, se ha prestado menor atención a los efectos de las conductas de movimiento a lo largo del día en un entorno cotidiano.


El presente estudio transversal, dirigido por la Dra. Joanna Blodgett de University College London en el Reino Unido, tuvo como objetivo investigar las asociaciones entre una variedad de conductas observadas durante un periodo de 24 horas. Dichas conductas incluían seis componentes: sueño, comportamiento sedentario, tiempo en posición de pie, caminatas lentas, caminatas rápidas y actividades combinadas similares al ejercicio (como correr y andar en bicicleta), así como su impacto en la presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD).


Se recopilaron datos utilizando acelerómetros colocados en el muslo, complementados con mediciones de PA de seis cohortes pertenecientes al consorcio Prospective Physical Activity, Sitting and Sleep (ProPASS), que abarcaron un total de 14,761 participantes, con una edad promedio de 54. 2 años. Se evaluaron las reducciones en la PA a través de sustituciones conductuales, identificando beneficios clínicamente significativos: una disminución de 2 mmHg en la PAS y de 1 mmHg en la PAD, incluso mediante cambios mínimos, como la redistribución de únicamente 5 minutos hacia la actividad física.


A lo largo de un periodo de 24 horas, los participantes dedicaron, en promedio, 7. 13 horas al sueño, 10. 7 horas a actividades sedentarias, 3. 2 horas en posición de pie, 1. 6 horas caminando lentamente, 1. 1 horas caminando rápidamente, y 16 minutos realizando ejercicio físico. Se observó que la dedicación de más tiempo al ejercicio o al sueño se encontraba asociada con una disminución en la PA. Por ejemplo, la inclusión de apenas 5 minutos de ejercicio diario se vinculó con una reducción de 0. 68 mmHg en la PAS y de 0. 54 mmHg en la PAD (IC 95%). Se estimó que podrían conseguirse mejoras clínicamente significativas en la PAS y la PAD al redistribuir de 10 a 27 minutos de actividades inactivas hacia la realización de ejercicio. Aunque se determinó que el comportamiento sedentario ejercía un efecto negativo sobre la PA, el estar de pie o caminar presentaron un impacto mínimo.


Los resultados del estudio resaltan la importancia del ejercicio en el control de la PA, sugiriendo que incluso pequeñas cantidades adicionales de actividad física en la vida diaria están asociadas con una PA más baja.

Consulte más información 👇:Device-Measured 24-Hour Movement Behaviors and Blood Pressure: A 6-Part Compositional Individual Participant Data Analysis in the ProPASS Consortium Blodgett JM, et al. Circulation. 2025; 151:159–170

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